Este mes me he suscrito a Filmin después de unos meses sin renovar. Elijo qué ver por el método de comprobar a qué películas les queda una semana; esa sensación de “corre que se acaba” me quita la indecisión. Así que he visto una que tenía pendiente desde la infancia, Exploradores (1985). De Joe Dante, con Ethan Hawke y River Phoenix. Tengamos una sesión de nostalgia, por qué no.
Exploradores se promocionó en su momento como una historia infantil, muy naïf, de unos chicos que contactan con extraterrestres. Lo que no me esperaba ver eran… las instrucciones detalladas sobre cómo llevar a cabo un proyecto tecnológico y lo que ello supone en cuanto a roles de género, también.
Veamos. Ethan Hawke, soñador, guapo, tímido, creativo, culto, tiene Una Visión. Literalmente una visión: es un sueño. Entonces se va a su amigo, River Phoenix, caracterizado para que no nos parezca atractivo, que tiene unas costumbres rarísimas y vive con una familia rarísima también, víctima de acoso escolar, y le pregunta que si puede hacer algo con el dibujo de su sueño. River el friki crea un programita. Entonces ambos se hacen amigos de Chicomalo. Lo primero que sabemos de Chicomalo es que ha reparado catorce veces una moto cochambrosa. Chicomalo no tiene amigos pero los bullies lo dejan en paz; cuando se une a Ethan y River, construye maquinitas.
Aquí fue cuando me pareció que la película me estaba restragando demasiado fuerte la lección sobre las relaciones en una empresa que se dedique, a grandes rasgos, a lo tecnológico. De forma muy amable y sin burlarse de los niños, todos los clichés sobre informáticos estaban aquí. Y también el de que las niñas no se dedican a esto, las niñas sobran, porque esto es un juego de chicos. Las chicas pueden hacer ciencia, como la profesora que sale con diálogo pero sin nombre en la película. Lo que no pueden hacer es crear máquinas y tener pandillas en las que se construyen cosas.
Me acordé entonces de Juegos de Guerra y el conocimiento informático como herramienta para conquistar a la chica (te dejo suspirar por Ally Sheedy un momento… venga, sigamos), y de La mujer explosiva, del mismo año que Exploradores pero para un público un poquito mayor.
Cómo nos puede sorprender que hayamos considerado la tecnología “cosa de chicos” tanto tiempo. Si rondas los cuarenta años, nos enseñaron que nuestras opciones eran ser admiradas de lejos, o conquistadas de cerca.
Qué he leído: He puesto en pausa mi reto personal de leer un libro de Editorial Cerbero a la semana porque el 17 de mayo es el Día Internacional contra la Homofobia y me apeteció adelantar lecturas de temas LGBT. En la newsletter de final de julio las reseño todas. Y por fin me he comprado Quién le hacía la cena a Adam Smith.
Qué he escuchado: Estoy obsesionada con esta playlist de Drum & Lace. Resumiendo, ambient. Música de trabajar. He conducido más de lo normal, lo que significa consensuar música con un niño de cinco años. A mi hijo le ha gustado mucho Depeche Mode.
El trabajo: Es la primera vez en once añitos que participo en evaluaciones de de 2º de bachillerato, que terminaron con el mes. Da reparo soltar adultos al mundo, hala, hala, a volar.
¿He hecho algo que no suponga trabajar ni mirar pantallas? Es muy divertido ver a los gorriones comer en mi ventana. Y he empezado la temporada de conservas con una mermelada de mango y una salsa de pimientos.
Gracias por leer. Pronto, más.