Enero es eterno
Primero no sabía sobre qué escribir.
Luego pensé que podría hablar de propósitos de año nuevo, pero hacerlo a finales de enero tenía poco sentido. Hay un deseo, luego os lo cuento.
Luego pensé en algo bonito que ha pasado en el trabajo, pero quiero meditarlo un poco más.
Entonces me di cuenta de que mientras le daba vueltas a un problema insignificante para no pensar en problemas de mayor peso, hacía más de una semana que se había terminado enero. O no, porque enero es un estado mental. Todo el mundo coincide en que enero ha durado para siempre, la sala de espera del dentista mientras oyes el torno frisshhhhhh frishhhhhh al otro lado de la puerta, y tú allí, sufriendo porque va todo tarde y no sabes cuándo te van a atender. Igual para ti enero ha sido ese mismo dentista, peeo en el lado de dentro. ¿Cuál es peor?
Este mes no tengo nada concreto que decir. Sólo eso, que espero que vuestro mes de enero haya terminado, o que lo haga pronto. A lo mejor mañana llega la primavera.
Qué he leído: Mucho. Me leí en dos días el libro póstumo de Almudena Grandes, Todo va a mejorar. La voy a echar muchísimo de menos.
Qué he escuchado: La estupenda gente de Muzikalia ha creado una playlist a modo de boletín de novedades, en Spotify. ¡Lo que hay que oír! es algo que llevaba deseando mucho tiempo: un programa de radio o equivalente con novedades musicales originales y de calidad que no fuera estilísticamente homogéneo. Estoy enganchadísima, especialmente a todo lo lento y triste. Tú dame a alguien llorando con una guitarrita y ya tengo enero hecho.
Qué he visto: Algo de Bollywood en Netflix (me gustan cuanto más mamarrachas mejor, solo quiero comedias románticas), y una de muchísimo llorar, Philomena, en Filmin. De bebés robados, esta vez en Irlanda. Por último fui al cine, a ver El Asombroso Mauricio. Me gustó, no soy capaz de hacer un análisis más profundo.
El trabajo: Enero es el mes más tranquilo porque es el único en el que no hay que evaluar o que aprenderse caras nuevas. Por otro lado, me he aburrido bastante y es difícil dar clase cuando la mitad del alumnado está griposo.
¿He hecho algo que no suponga trabajar ni mirar pantallas? Estoy orgullosa de lo mono que me ha quedado el Bullet Journal. He pasado un día con mi amiga Virginia, mitad extraoficial de Editorial Cerbero, después de siete años sin vernos, que se dice pronto. Ahora que no hay bebés ni pandemias hay que aprovechar y recuperar los contactos.
¿Cuál era ese deseo del principio? Que no se me rompa nada. Me vale con eso.