Cuando Netflix salvó la civilización
Alguna vez dijo Umberto Eco que la televisión, con todos sus defectos, era un medio democrático, porque ponía en las casas de todos un estándar lingüístico y cultural, al menos en teoría. El poseedor de una televisión más inculto o socialmente excluido siempre podría, como mínimo, ver las noticias, o un debate, o películas. Que sí, que existe la telebasura, pero es eso, un elemento aglutinador de la sociedad. Y lo contraponía a internet, que no es mala en sí misma pero tiene entre sus defectos la ausencia de filtros (información falsa o de mala calidad) y que no pone sus contenidos, com mejor o peor calidad, al alcance de todo el mundo. En internet tienes que saber buscar y filtrar. Eso supone una ventaja a la gente con formación. Las críticas de Eco a internet son fáciles de encontrar, aunque de este contraste no he encontrado la fuente.
Pensaba yo en esto cada vez que salía el tema del cine en mis clases. Durante mucho tiempo, y tengo fresca la década 2010-2019, los jóvenes consideraban el cine una forma de ocio prescindible. Lo conté en el blog; para mis estudiantes, el cine quería decir Disney, terror a veces, y las películas más o menos educativas que ponemos en clase. No era “cultura”; era ocio de usar y tirar o a veces una buena manera de que te cuenten la segunda guerra mundial.
Y entonces llegaron dos cosas: el streaming, y la pandemia.
El primer cambio vino cuando en aquel 4º de ESO, otoño de 2020, alguien dijo “una buena película, como por ejemplo Seven”.
Se7en, David Fincher, 1995. Esa Seven. Una película que tenía diez años más que aquel alumno. Al principio pensé que era un fan del cine de terror (el único género con fans en mis aulas), pero no. Llevo dos años pidiendo en bachillerato, para clase o en exámenes, la redacción “cuál es tu género cinematográfico favorito” como opcional a otra cosa. Casi siempre prefieren esta, y lo que los jóvenes nacidos entre 2003 y 2005 me cuentan es esto:
Les encanta ver películas de miedo con sus amigos, tanto a chicos como a chicas, porque es divertido verles dar respingos en el asiento. Que este es el único género que o lo aman o lo odian. A casi todos les gustan las películas de acción o superhéroes. A muchísimas chicas y a algunos varones les gustan las películas románticas. Y que la edad de la película les da igual. Valoran aquello que llaman clásico y eso suelen ser los años 90: Titanic. Reservoir Dogs. Cuando Harry encontró a Sally.
Que el cine es una evasión para distraerse, pero sobre todo, un disfrute colectivo. El cine de terror solo tiene sentido acompañados, pero muchas familias tienen la tradición de “la película del fin de semana”. He leído cincuenta versiones de “me gusta ver películas de acción con mi padre” y “me gusta ver películas románticas con mi madre”.
Hay quien dice que si desaparece el streaming o si se vuelve demasiado caro o incómodo de usar, volveremos a la piratería. Pero la disponibilidad que nos ha dado el streaming, sencilla, inmediata, al alcance de cualquiera con diez euros al mes, es lo que ha facilitado esta imprevista integración de los adolescentes en la cultura de las generaciones anteriores. Bienvenida sea.
Qué he leído: me quedé un poco atascada y pedí en tiwtter que me sugirieran libros sin dar el título, solo alguna descripción. Por ejemplo, un libro que ocurra en la playa. Pensaba leerme el más original que coincidiera con mi inmensa lista de pendientes, pero al final escogí los 35 libros que podía encajar en recomendaciones como “un libro con un narrador que no se entera de nada” o “en el que no se muera casi ningún niño”. Estas van a ser mis próximas lecturas, elegidas por una mezcla de twitter y azar.
Qué he escuchado: Nada demasiado nuevo. He vuelto a Hamilton en los viajes en coche. Mi hijo prefiere los Chemical Brothers.
Qué he visto: Fleabag hace sombra a todo lo demás. A veces tenía que darle a pausa y absorber el puñetazo antes de seguir. Es lo único que me ha llamado la atención en un mes gratis de Amazon.
El trabajo: un poco meh, la verdad.
¿He hecho algo que no suponga trabajar ni mirar pantallas? Bastantes excursiones y vida social. Fui a ver el Circo del Sol por tercera o cuarta vez, y Luzia es uno de los espectáculos que más me han gustado. Desvirtualicé a la simpar Clara Dies, volví a mi librería de segunda mano favorita después de más de tres años, fui a más restaurantes de lo que recuerdo en muchos meses. Está bien tener un ratito para estas cosas.
He vuelto a hacer ejercicio, flojito flojito. Cruzad los dedos para que no me rompa nada esta vez.