Cómo acabar con la escritura de las mujeres es un libro de Joanne Russ que muestra diversas técnicas que se han usado históricamente para negar o quitar valor a la literatura escrita por mujeres. Añgunas son insidiosas porque puede parecer que un canon artístico, por ejemplo el literario, no es sexista, porque incluye mujeres, pero se buscan otras formas de menospreciarlas o tergiversarlas. Por ejemplo, considerarlas excéntricas aisladas, fuera de una tradición cultural.
En el campo de la música pop/rock podemos observar actitudes sexistas no solo en el tratamiento de las intérpretes actuales, que son lo más obvio. La discriminación y eliminación de las mujeres en la música se hace de forma brutal y muy efectiva en la exclusión de la nostalgia: la recopilación, el grandes éxitos, las listas de reproducción, y los podcasts profesionales o aficionados que reúnen nuestros favoritos de décadas pasadas.
Llevo algún tiempo fijándome en esto sobre todo a partir de la escucha de podcasts, aunque muchos de ellos son simplemente programas de radio colgados a posteriori en una plataforma. Hay ejemplo como En Radio 3, un programa que invita a una persona famosa, sea o no del mundo de la música, a escoger una hora de sus temas favoritos. Los hombres escogen entre 0 y 3 intérpretes femeninas. Las mujeres, entre el 100% y dos tercios. Os recomiendo mucho el programa, dependiendo de quién sea el famoso puede ser muy interesante. El caso es que todo esto se considera normal y el problema no es que “todo el mundo debería recomendar a artistas mujeres en sus espacios” (no siempre se puede, sino a la creación de tendencias.
Hace tiempo elaboré una lista de consejos, en realidad una pataleta, sobre cómo paliar esto en música y en otras artes, así que aquí está ampliada y un poco corregida. No hace falta decir tantas palabrotas como dije entonces.
La incorporación de artistas femeninas a una recopilación mixta debería hacerse sin clichés. Los clichés siempre están mal, pero aquí denotan cierta condescendencia que nos sobra. Ni "la gran dama del blues", ni "arte abstracto con nombre de mujer" ni nada por el estilo. No dirías “los caballeros de la guitarra”, ni “la moda tienen nombre de varón”. Observas que es cursi o que parece que estás defendiendo algo que no necesita defensa.
Del mismo modo, las mujeres artistas no son hadas, ni duendes, ni brujas. Procura no atribuir cualidades sobrenaturales; primero porque es otra forma de usar clichés, y los clichés hay que evitarlos siempre; segundo, porque con los hombres no se hace.
A menos que estés hablando de auténticas pioneras o ilustrando explícitamente casos de discriminación, reduce los "el lugar de la mujer", "el empoderamiento de la mujer" y similares. La mención a mujeres artistas se entiende que se hace por sus méritos, no solamente como reivindicación. Esperamos.
Los monográficos son un arma de doble filo. ¿Sirven para presentar a mujeres? sí. Pero las sacan de contexto histórico-estilístico: los hombres hacen rock, pop, reguetón y electrosamba; las mujeres hacen… “música de mujeres”. Los hombres tienen socios, grupos, influencias, productores. Las mujeres en un “especial mujeres” están solas. Lo ideal sería que tu producto, ya sean antologías poéticas o podcasts sobre rock progresivo, ya estuvieran incluyendo un porcentaje de mujeres, y el monográfico femenino se quedase a lo mejor para el 8 de marzo como mucho.
De igual modo, si tienes “especial pintores barrocos”, “especial acuarelas” “especial Rembrandt”, “especial pintores de gatos”, el equivalente femenino sería un “especial Hilma af Klint”, no un “especial mujeres que solo tienen en común ser mujeres”. Pregúntate al montar tu monográfico si tendría sentido con el mismo arte hecho por hombres.
Las mujeres trabajamos en colaboración con menos personas, entre otros motivos porque los hombres no se ven tan influidos por nosotras. Eso no significa que todas las mujeres artistas sean ermitañas. Mete genealogía. Explica quiénes produjeron, quiénes versionaron, qué colaboraciones hubo.
Evita hablar solamente de las pioneras. En primer lugar, en cualquier forma de arte, la primera mujer SEGURO que tuvo influencias. Y en segundo porque entonces simpre hablamos solo de las mismas cuatro.
Esta es la mínima guía de estilo que me gustaría encontrar. Por supuesto, si haces una lista de números uno o de algún estilo que realmente apenas practiquen mujeres relevantes, pues no se podrá incluir a casi nadie. Pero el resto del tiempo no es difícil subir de ese 10-20% que me voy encontrando.
Qué he leído: Casi nada. He continuado con el “Reto Cerbero”, mi lectura de los libros de la Editorial Cerbero, del que escribiré alrededor de fin de año.
Qué he escuchado: El archivo de En Radio 3 entre otras cosas.
Qué he visto: Me ha gustado muchísimo Wendell & Wild, de Henry Selick, una película de stop motion que denuncia las cárceles privadas y el funcionamiento de la justicia de menores. Siniestra, pero con una estética maravillosa y mucha fantasía para suavizar el golpe.
El trabajo: desbordando. Me gustan mis grupos, me estoy adaptando a las novedades, sigo necesitando una app para procesar la evaluación.
¿He hecho algo que no suponga trabajar ni mirar pantallas? Ir a la Feria del Libro de Sevilla, ver allí a amigos y comprar cerca de una docena de libros. El fin de semana de Halloween fue maravilloso; dos días de mucho salir y otros dos dedicados al peque, comiendo chuches y viendo películas infantiles-de-miedo.
Cómo acabar con el arte de las mujeres
Cómo acabar con el arte de las mujeres
Cómo acabar con el arte de las mujeres
Cómo acabar con la escritura de las mujeres es un libro de Joanne Russ que muestra diversas técnicas que se han usado históricamente para negar o quitar valor a la literatura escrita por mujeres. Añgunas son insidiosas porque puede parecer que un canon artístico, por ejemplo el literario, no es sexista, porque incluye mujeres, pero se buscan otras formas de menospreciarlas o tergiversarlas. Por ejemplo, considerarlas excéntricas aisladas, fuera de una tradición cultural.
En el campo de la música pop/rock podemos observar actitudes sexistas no solo en el tratamiento de las intérpretes actuales, que son lo más obvio. La discriminación y eliminación de las mujeres en la música se hace de forma brutal y muy efectiva en la exclusión de la nostalgia: la recopilación, el grandes éxitos, las listas de reproducción, y los podcasts profesionales o aficionados que reúnen nuestros favoritos de décadas pasadas.
Llevo algún tiempo fijándome en esto sobre todo a partir de la escucha de podcasts, aunque muchos de ellos son simplemente programas de radio colgados a posteriori en una plataforma. Hay ejemplo como En Radio 3, un programa que invita a una persona famosa, sea o no del mundo de la música, a escoger una hora de sus temas favoritos. Los hombres escogen entre 0 y 3 intérpretes femeninas. Las mujeres, entre el 100% y dos tercios. Os recomiendo mucho el programa, dependiendo de quién sea el famoso puede ser muy interesante. El caso es que todo esto se considera normal y el problema no es que “todo el mundo debería recomendar a artistas mujeres en sus espacios” (no siempre se puede, sino a la creación de tendencias.
Hace tiempo elaboré una lista de consejos, en realidad una pataleta, sobre cómo paliar esto en música y en otras artes, así que aquí está ampliada y un poco corregida. No hace falta decir tantas palabrotas como dije entonces.
La incorporación de artistas femeninas a una recopilación mixta debería hacerse sin clichés. Los clichés siempre están mal, pero aquí denotan cierta condescendencia que nos sobra. Ni "la gran dama del blues", ni "arte abstracto con nombre de mujer" ni nada por el estilo. No dirías “los caballeros de la guitarra”, ni “la moda tienen nombre de varón”. Observas que es cursi o que parece que estás defendiendo algo que no necesita defensa.
Del mismo modo, las mujeres artistas no son hadas, ni duendes, ni brujas. Procura no atribuir cualidades sobrenaturales; primero porque es otra forma de usar clichés, y los clichés hay que evitarlos siempre; segundo, porque con los hombres no se hace.
A menos que estés hablando de auténticas pioneras o ilustrando explícitamente casos de discriminación, reduce los "el lugar de la mujer", "el empoderamiento de la mujer" y similares. La mención a mujeres artistas se entiende que se hace por sus méritos, no solamente como reivindicación. Esperamos.
Los monográficos son un arma de doble filo. ¿Sirven para presentar a mujeres? sí. Pero las sacan de contexto histórico-estilístico: los hombres hacen rock, pop, reguetón y electrosamba; las mujeres hacen… “música de mujeres”. Los hombres tienen socios, grupos, influencias, productores. Las mujeres en un “especial mujeres” están solas. Lo ideal sería que tu producto, ya sean antologías poéticas o podcasts sobre rock progresivo, ya estuvieran incluyendo un porcentaje de mujeres, y el monográfico femenino se quedase a lo mejor para el 8 de marzo como mucho.
De igual modo, si tienes “especial pintores barrocos”, “especial acuarelas” “especial Rembrandt”, “especial pintores de gatos”, el equivalente femenino sería un “especial Hilma af Klint”, no un “especial mujeres que solo tienen en común ser mujeres”. Pregúntate al montar tu monográfico si tendría sentido con el mismo arte hecho por hombres.
Las mujeres trabajamos en colaboración con menos personas, entre otros motivos porque los hombres no se ven tan influidos por nosotras. Eso no significa que todas las mujeres artistas sean ermitañas. Mete genealogía. Explica quiénes produjeron, quiénes versionaron, qué colaboraciones hubo.
Evita hablar solamente de las pioneras. En primer lugar, en cualquier forma de arte, la primera mujer SEGURO que tuvo influencias. Y en segundo porque entonces simpre hablamos solo de las mismas cuatro.
Esta es la mínima guía de estilo que me gustaría encontrar. Por supuesto, si haces una lista de números uno o de algún estilo que realmente apenas practiquen mujeres relevantes, pues no se podrá incluir a casi nadie. Pero el resto del tiempo no es difícil subir de ese 10-20% que me voy encontrando.
Qué he leído: Casi nada. He continuado con el “Reto Cerbero”, mi lectura de los libros de la Editorial Cerbero, del que escribiré alrededor de fin de año.
Qué he escuchado: El archivo de En Radio 3 entre otras cosas.
Qué he visto: Me ha gustado muchísimo Wendell & Wild, de Henry Selick, una película de stop motion que denuncia las cárceles privadas y el funcionamiento de la justicia de menores. Siniestra, pero con una estética maravillosa y mucha fantasía para suavizar el golpe.
El trabajo: desbordando. Me gustan mis grupos, me estoy adaptando a las novedades, sigo necesitando una app para procesar la evaluación.
¿He hecho algo que no suponga trabajar ni mirar pantallas? Ir a la Feria del Libro de Sevilla, ver allí a amigos y comprar cerca de una docena de libros. El fin de semana de Halloween fue maravilloso; dos días de mucho salir y otros dos dedicados al peque, comiendo chuches y viendo películas infantiles-de-miedo.
Si todo va bien, hasta dentro de un mes.